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La entrada Apostemos por los alimentos naturales y nutritivos frente a la especulación apareció primero en La Época – Con sentido del momento histórico.
Por Esteban Ticona Alejo * -.
Existen varias causas del porqué algunos alimentos considerados de la “canasta familiar” escasean en los mercados del país y particularmente en la ciudad de La Paz (y su acceso todavía está reducido u oculto). Nos llama la atención la escasez del arroz, del pollo, de la carne de res o vacuno e incluso levemente el pan. Las sociedades contemporáneas, en gran medida, son construcciones de una lógica de alimentación promovida desde el mercado capitalista de alimentos y la idea de la “canasta familiar” actual igual tiene que ver con ese interés millonario.
Nos llamó poderosamente la atención las enormes filas para adquirir el arroz y para conseguir la carne de pollo en los puestos de venta. Haciendo un deslinde, y sin entrar en la vorágine de los compradores, preguntamos: ¿Por qué tanta aglomeración para comprar arroz? ¿Acaso se consume todos los días arroz y arroz? Algo similar tendríamos la interrogante respecto a la carne de pollo: ¿se come todos los días pollo y pollo…? Y otros alimentos que nos han impuesto como prioridades. Está claro que en la realidad, sobre todo con el arroz, el pollo, las carnes y otros productos alimenticios, hay una forma de especulación o se aprovecha alguna escasez inflando los precios. Se han denunciado que las arrobas que se venden en las tiendas de la empresa estatal de alimentos Emapa se coinvierten en quintales y se entregan a precios exorbitantes.
Hace pocos días oí a algunos empresarios decir que si no abastecían de diésel a los agroindustriales de Santa Cruz iba a haber escasez de alimentos el próximo año, como la soya y otros productos producidos por los capitalistas del alimento. Aún nos hacen creer que Santa Cruz alimenta a Bolivia y sabemos que esa es una gran mentira.
En esta etapa de especulación con algunos alimentos urge a varias entidades, como el Ministerio de Salud y las universidades con a carreras como nutrición, lanzar una especie de campaña masiva con alternativas de consumo. El ministerio citado no tiene ningún rol en tiempos difíciles y de escasez y las universidades están atrapadas en autofestejos y no en proponer a la sociedad algo específico sobre lo que analizamos.
Es lamentable que los medios de comunicación masiva solo se atengan a agrandar la especulación con frases como: “no hay alimentos” o “no hay, desapareció”, etcétera. Pero ningún medio de la crónica se atreve a enseñar y educar que siempre existirá otra forma de alimentarse y quizás más nutritiva que un enlatado “canasta familiar”.
Muy tenuemente, por algunas redes sociales, varias “pensiones” y lugares de expendio de alimentos, sobre todo de mujeres, ofrecen comida alternativa –con productos alternativos e inclusive sin carne– a la tradicional (que lamentablemente está casada con carnes). ¿Nos hemos vuelto una sociedad de carnívoros? ¿Tan dependientes de algunos productos? Hoy más que nunca precisamos cambiar de los hábitos alimenticios de la canasta familiar; mejor dicho, precisamos retornar a la sana alimentación ancestral andina, amazónica y chaqueña. Jichhuranakanxa aycha, aycha sakixaya ayquskstanxa manq’añanatakixa. Nayra pachanxa janiw ancha aychax manq’atakanti. Kuttañasawa jiwas suma juyra manqañasaru, wali suma jakañataki, ¿janicha?
* Sociólogo y antropólogo aymara boliviano.
Opinión | La Época – Con sentido del momento histórico