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La entrada Marcha de las flores, las palomas apareció primero en La Época – Con sentido del momento histórico.

Marco Lavayen es un prolífico cantautor cochabambino, cuenta con más de dos centenares de composiciones, una decena de álbumes –como En el marco del Coco (2005), musicalizaciones de poemas de Coco Manto; y Canto a Víctor. Canciones de Jara (2023), un tributo a la leyenda del canto popular chileno–, formando parte de agrupaciones como Viento Sur, Canto Popular, Savia Sur, entre otras. En los últimos años estuvo haciendo la segunda guitarra y acompañando en la voz a César Junaro en Savia Nueva.
Marcha de las flores, las palomas bien pudieran resultar en himno. Condensa historia, tradiciones, anhelos y hasta dialoga con la naturaleza.
Marco nos habla ella… invitándonos a sumergirnos en un mágico viaje en el proceso mismo de su creación: “el origen de esta canción, como el de tantas otras, tiene que ver con una melodía que me agradó y se quedó en mi mente… siempre trato de que, cuando sucede eso, la melodía tenga algo de qué hablarnos. Es así que nació primero el estribillo, de una forma un poco como cuento, que es lo que me traducía la música. Fue escrita en septiembre de 1987, y la empecé a desarrollar una tarde en que me mudaba de casa y esperaba al camión que iba a recoger las cosas… estaba en mi jardín, como siempre acompañado de una guitarra, y ahí nació la melodía y un poquito la letra del estribillo. Luego tuve la suerte de vivir en Tiquipaya, en una casa bien pequeñita, pero con un jardín bastante grande. En ese lugar terminó de nacer lo que fue la inspiración de la Marcha de las flores, las palomas.”
Se vistió una mañana de gris la canción
en este país de pobreza y amor,
en este lugar guerrillero al sol.
En los ríos, las montañas no había un pastor,
en el pueblo el silencio de los hombres y el terror
de saber que mañana no habrá patria ni honor.
La Marcha… fue grabada por primera vez para el disco, Semblanza, de la agrupación Semblanza (Discolandia, 1991); y vuelta a publicar con nuevos arreglos en el primer álbum del conjunto Savia Sur, Antes de partir (Terranova, 1995). Ambas formaciones dirigidas por Lavayen.
Pero, como señalamos, la Marcha… no es fruto solo de la inspiración ni el inesperado y fugaz regalo/dictado de un duende, sino que aguarda una profunda y sensible mirada de la historia reciente de Bolivia.
En palabras de su autor: “nació cuando ya estábamos viviendo en democracia y habíamos pasado los peores momentos de la dictadura. Esto para mí fue muy esperanzador, porque desde niño viví en el centro de Cochabamba y crecí viendo lo que pasaba con las luchas universitarias. Vivía muy cerca de la Universidad y hasta era vecino de la cuñada de Hugo Banzer Suárez, por lo tanto muchas veces vi llegar al dictador con toda su parafernalia. Cuando tenía menos de siete años fui testigo de esos despliegues, sucedidos por la guerra entre universitarios y la Policía. He visto los ataques de los perros policiales a una marcha estudiantil, inclusive presencié a uno de esos perros destrozar el brazo de un universitario. He recibido gases lacrimógenos en medio de mi casa, en el jardín… sin saber qué hacer, porque éramos dos niños una tarde escuchando disparos de gases. En definitiva, he sido víctima de esas gasificaciones y he vivido todos los problemas políticos y sociales durante la dictadura de Banzer y posteriormente los golpes de Estado de 1978 a 1981. Por eso el que en 1982 volviéramos a la democracia (yo tenía 15 años) para mí resultó de una satisfacción total, porque ya era un fanático de oír a Marcelo Quiroga Santa Cruz o las proclamas de Hernán Siles Suazo. Me gustaba y me impresionaba cómo podían hablar de mejorar la vida, de democracia, de justicia social. En fin, tenía todo eso en mi mente, por eso cuando salieron los versos ‘marcharán las flores, las palomas’ pensé en la esperanza, en que se podían cambiar las cosas y en que es real que se producen cambios cuando la Humanidad se predispone a hacerlos”.
A la luz de los años, para Lavayen la Marcha… “es una evocación de aquellos momentos tristes que vivió el país, y que se tornó en esperanza y algo tan distinto”.
Entonces de los versos censurados
como lluvia de honor y de hermandad
volverán a tornarse las banderas
desvistiendo con firmeza al corazón.
Marcharán las flores, las palomas,
esta patria sola no caminará,
en ella crecen sanas amapolas,
en ella encontrarán vuelo y verdad.
Sí, partí afirmando que esta obra bien pudiera ser un himno, pese a su carácter de marcha como tal, a su sonoridad de aire marcial, que evoca y nos invita a imaginar no como en el The Wall de Pink Floyd martillos marchando y a hombres vestidos de gris con sus cascos y porras… sino a flores, decenas y cientos de flores.
El artista nos confiesa aquí que aquello le nació naturalmente: “la verdad es que no fue algo racional, no fue decir ahora voy a hacer una marcha. Realmente son cosas que suelen pasar entre la guitarra y las manos y el corazón que está ese rato. Como te he dicho, estar en medio de un jardín tomando el sol hizo que naciera la canción más melódicamente que rítmicamente”.
Pero, entonces, ¿cómo se convierte en marcha? Nuevamente nos aclara el compositor: “se torna en marcha, porque, seguramente, quedan en uno esos haces de canciones como El pueblo unido jamás será vencido, escrita y cantada por Sergio Ortega de Quilapayún. Y es que son muy pocas las canciones que han habido en ritmo de marcha. Y fíjate que no tengo conciencia de haber aprendido esta canción-marcha de Quilapayún, pero pienso que en algún momento ha debido rondar por mi cabeza y se quedó”.
Continúa Lavayen describiendo el paso de ese estribillo melódico a estructurar desde la introducción la pieza en forma de marcha: “es muy significativa esa influencia que se da al tiempo en que se puede seguir rítmicamente la canción, y que habla justamente de que ‘marcharán las flores, las palomas’. Es un poco el don que tenemos quienes hacemos canciones; pienso que es un haz de luz que nos dicta la poesía, que nos dicta la música, que nos dicta el ritmo, que hace que todo eso se confabule. Difícilmente una canción como la Marcha… se pueda llevar a otro ritmo o género, porque claramente están muy fusionados música, letra y ritmo”.
Por más que la hojarasca de la realidad
embista con su espada un guerrero, un labrador
por más que al destino lo venda un traidor.
En la Marcha… se dan cita un país y un guerrillero, labradores, guerreros y hasta traidores; el sol, las montañas… las frustraciones y sueños. En este caso, el artista y su compromiso con el arte, con la canción, con la guitarra.
Lavayen es franco, el “sentido y razón” de su canto es innegable, razón por la que no le incomoda tomar posición: “siempre he considerado que hacer arte, que hacer música, que empuñar una guitarra, tiene que tener un significado de vida, de complementariedad del ser humano con lo que le rodea. Tenemos la naturaleza, la patria, la política, el entorno social; están el hambre, la pobreza, la miseria, y al frente las cosas lindas, el amor en su plenitud. He tratado de cantar al amor en positivo: sea a través de una canción para mis hijos, para mi pareja…”.
¿Y la guitarra?, ese instrumento que tanto y tanto ha dado al arte y cultura de los pueblos de nuestra América. El “arma” preferida de Marco: “para mí es un compromiso la guitarra, el arte, la canción, el cantar a lo que vemos y vivimos diariamente, a las cosas más insignificantes que uno no se puede imaginar y a lo más grande y trascendental que nos sucede”.
Aquí un paréntesis o complemento urgente, detenernos en “los versos censurados” de que habla la canción: “saber que hubo ‘versos censurados’ que después cambiaron muchos rumbos en tantos países es algo muy lindo. Ha habido versos censurados, tanto en lo político como en lo humano, no nos olvidemos que los derechos de la mujer son muy posteriores a los del hombre y que antes hubo arte y versos censurados defendiendo a la mujer o hablando del feminismo. Ha habido siempre versos censurados. Seguramente hoy por hoy también los hay, porque nos censuran de variadas formas (por ejemplo, hay concursos donde los versos de quienes no piensan igual que los que han hecho la convocatoria terminan siendo censurados). Esto no desaparece ni va a desaparecer nunca, porque es parte de la naturaleza egoísta del ser humano. Como artistas es un deber denunciar lo que pasa y no romper jamás la relación entre música, arte, guitarra y la naturaleza, patria, política, mundo social y globalizado”.
Marcharán y en un paso sin fronteras
legarán una guitarra, una canción
que hable más que de muerte, de esperanza,
que hable más del obrero en libertad.
Llegamos al final del diálogo y nos resulta imposible no detenernos en el propósito de este ciclo de canciones: el festejo del Bicentenario.
La Marcha… fue escrita en una época relativamente lejana, a la que las personas mayores consultan en su memoria, mientras que los jóvenes y niños, en el mejor de los casos, a través de textos/manuales escolares de Historia.
Para Marco Lavayen su actualidad es notable y precisa ser puesta sobre el tapete: “mirando la historia de Bolivia, y de los pueblos sudamericanos, ni esta patria ni las patrias vecinas, ninguna patria en el mundo, ha caminado sola. Por más que Bolivia pase por etapas en que pareciera que está abandonada y que son unos cuantos los que están haciendo y deshaciendo, ha demostrado que tiene gente y su capacidad de revertir las durezas que atraviesa la patria. Sería muy lindo que en estos 200 años veamos que nuestra patria no ha estado sola nunca, que siempre ha habido alguien al rescate y un pueblo que se ha levantado muchas veces. Y cuando marcha el pueblo es que están justamente marchando las flores y las palomas, porque cuando la gente se levanta lo hacen los niños, los ancianos, que son la inocencia y la sabiduría”.
“Esta patria sola no caminará nunca, porque en ella crecen sanas amapolas. Y, mira, he querido poner esos versos y enfatizar lo de ‘sanas amapolas’ por la connotación que lleva. Sabemos que de las amapolas se hace droga, pero aquí crecen sanas y no están dedicadas a la maldad. ¿Por qué? Porque es un voto de confianza en nuestra gente y en el sentir del pueblo”, reflexiona finalmente el cantor.
Ficha de la canción
Autor: Marco Lavayen
Álbum: La Marcha de las flores
Sello: Independiente
Año del álbum: 2007
Álbum: Momentos
Sello: Independiente
Año del álbum: 2007
* Cortesía de la revista Correo del Alba – https://www.correodelalba.org
Cultura | La Época – Con sentido del momento histórico