Por Luis Oporto Ordóñez *-. Los archivistas se han convertido en profesionales esenciales en las sociedades modernas debido a la consciencia de la sociedad sobre / Leer más →
La entrada Las declaraciones y códigos de ética de los archivistas (1961-2021) apareció primero en La Época – Con sentido del momento histórico. Por Luis Oporto Ordóñez *-. Los archivistas se han convertido en profesionales esenciales en las sociedades modernas debido a la consciencia de la sociedad sobre / Leer más →
La entrada Las declaraciones y códigos de ética de los archivistas (1961-2021) apareció primero en La Época – Con sentido del momento histórico. De izquierda a derecha, Gunnar Mendoza, Therodore R. Schellenberg, Aurelio Tanodi y George Ulibarri
Por Luis Oporto Ordóñez *-.
Los archivistas se han convertido en profesionales esenciales en las sociedades modernas debido a la consciencia de la sociedad sobre los derechos fundamentales, como el derecho de petición y el derecho de acceso libre a la información, que constituyen los dos mecanismos constitucionales de acceso y uso de los archivos públicos. En efecto, la seguridad jurídica de la ciudadanía descansa en los documentos auténticos con valor legal que resuelven la demanda ciudadana y se encuentran bajo custodia de las instituciones o sujetos obligados. Por esa razón, los ciudadanos y ciudadanas tienen interés legítimo, en su calidad de administrados, para acceder a esas documentaciones. Lo singular es que una vez que estas documentaciones pierden sus valores primarios son transferidas a los archivos centrales y posteriormente a los archivos intermedios y finalmente a los archivos históricos. Eso significa que la seguridad jurídica que sustentan esos documentos está bajo la custodia de funcionarios especializados de la Administración Pública, quienes facilitan o deniegan el acceso a la información de acuerdo a lo que determina la Constitución y las leyes que regulan el acceso a la información pública.
A lo largo del tiempo los archivistas han encarado estos desafíos que les impone, por una parte, el Estado; y por otra, les demanda la ciudadanía. Han asumido en sí diversas acciones orgánicas para dotarse de instrumentos que faciliten el cumplimiento de su noble misión. Estos instrumentos ayudan a los archivistas a comprender mejor la importancia de su trabajo, la obligación de servir a las instituciones y a la sociedad en su conjunto, que ha depositado su confianza en la labor del archivista.
Declaración de Principios de la Primera Reunión Interamericana Sobre Archivos
Sancionada por la Resolución Nro. 4 de la Primera Reunión Interamericana sobre Archivos en Washington DC, el 26 de octubre de 1961, realizada bajo la dirección del Dr. Theodore R. Schellenberg y Gunnar Mendoza, al que asistieron 51 profesionales del continente y observadores de España. La Declaración expone los puntos programáticos que guiaron el desarrollo de la Archivística latinoamericana. Señala y define de manera orgánica el alcance de los documentos, los archivos, los archiveros, los gobiernos y los pueblos.
Carta de los Archivos Americanos
Emanada de la Reunión Técnica sobre el Desarrollo de Archivos, realizada en Washington DC, del 14 al 28 de julio de 1972, convocada como parte de los objetivos del Programa Regional de Desarrollo Cultural, aprobado por el Consejo Interamericano para la Educación, la Ciencia y la Cultura (1969). Asistieron al evento 10 archiveros de América, entre ellos Luis Alba Chacón de Amaña (Costa Rica), Oliver Holmes (Estados Unidos), Guillermo Durand Flores (Perú), Elio Lodolini (Italia), Aurelio Tanodi (Argentina) y Vicenta Cortés (España). Asistieron, como miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA), Javier Malagón, Carmen Rovira y Jorge Aguayo. En una nota de introducción, la Carta de los Archivos Americanos se refiere a la Archivalía como patrimonio nacional, y se la considera como “la fuente más importante para el conocimiento del pasado, que proporciona los fundamentos para la formación de la conciencia nacional”.
La extensa declaración incluye las recomendaciones (en sus dos niveles: a nivel nacional y a nivel interamericano), así como el resumen de las medidas técnicas. Aurelio Tanodi y Vicenta Cortés recogieron los desafíos de la Carta y dieron lugar, cada uno, a concretizar los Centros Multinacionales de Formación, uno en Madrid, España, otro, en Córdoba, Argentina.
Código Ético del Archivista
Aprobado por el XIII Congreso Internacional de Archivos (Beijing, China, 1996), propuso un código ético para los profesionales de la archivística, considerados como los responsables del control, cuidado, custodia, conservación y administración de los archivos. Sugiere lineamientos y pautas de conducta laboral para lograr la excelencia y la confianza pública en el quehacer de los archivistas. Establece normas de conducta para la profesión archivística. Enseña a los nuevos miembros del oficio esas normas al tiempo que le recuerde al archivista profesional sus responsabilidades, para así inspirar la confianza del público hacia esta profesión. El término “archivista” que usa el Código pretende incluir a todos aquellos involucrados con el control, cuidado, custodia, preservación y administración de archivos. Pretende proporcionar un marco ético que sirva de guía a los miembros de este gremio, y no brindar soluciones específicas a problemas particulares.
Declaración Universal Sobre los Archivos
La Declaración Universal sobre los Archivos fue aprobada por la 36ª Conferencia General de la Unesco, en París, noviembre de 2011. Adoptada en principio (en inglés) durante la Asamblea General en Malta (2009) y aprobada por los delegados del Consejo Internacional de Archivos (ICA) durante la Asamblea General en Oslo (2010). La Declaración fue diseñada sobre la base de la declaración de la Asociación de Archiveros de Quebec y desarrollada por un Grupo de Trabajo Internacional. Busca asegurar la aceptación global del valor y alcance de los archivos, el papel que juegan para la protección de los Derechos Humanos en la construcción de la memoria colectiva y el fortalecimiento de acciones administrativas responsables y transparentes. Destaca las características únicas y los requerimientos de los archivos, así como las acciones que se necesitan para asegurar una administración y acceso apropiados. Apoya el trabajo efectuado por los archiveros, quienes custodian los archivos, los valoran y cumplen con ello con su deber profesional con toda la Humanidad.
Declaración de Principios de Acceso a los Archivos
El documento, aprobado por la Asamblea General el 24 de agosto de 2012, sostiene que el acceso es la posibilidad de que los documentos puedan ser consultados como resultado tanto de una autorización legal para ello como de la existencia de instrumentos de descripción y se centra en la potestad legal para consultar los archivos, sustentado en el Código de Ética de 1996 y la Declaración Universal de Archivos de 2010.
Los Principios de Acceso a los Archivos proporcionan a los archiveros un punto de partida, con autoridad internacional, mediante el cual pueden ser establecidas las políticas y prácticas sobre acceso existentes. Abarcan tanto los derechos de acceso del público como las responsabilidades de los archiveros para facilitar el acceso a los archivos y a la información sobre ellos. Admiten que la gestión del acceso implica también la restricción del mismo, en función del tipo de información existente en los archivos. Son de aplicación tanto a los archivos gubernamentales como a los no gubernamentales.
Código de Ética del Archivista Iberoamericano
La Asamblea General de la Asociación Latinoamericana de Archivos de 2021 creó el Grupo de Trabajo de Asociaciones de Archivistas de Iberoamérica, que encaró la responsabilidad de redactar el Código del Archivista de la Asociación Latinoamericana de Archivos. El Código toma como referente esencial el Código Ético del Consejo Internacional de Archivos (1996) y los principios sobre acceso aprobados por el ICA (2012). Brinda recomendaciones dirigidas a orientar a la comunidad archivística iberoamericana sobre las acciones destinadas a la custodia, tratamiento y servicio de la documentación en cualquier espacio archivístico sea cual sea su titularidad, su dependencia orgánica y su ámbito de acción. Asimismo, comprende a todo el personal que preste su servicio profesional y técnico, sea cual fuere su nivel competencial. Se estructura en 10 principios que responden a tres preguntas en relación a la labor profesional de las y los archivistas: qué, para qué y cómo.
* Magister Scientiarum en Historias Andinas y Amazónicas y docente titular de la carrera de Historia de la UMSA.
Cultura | La Época – Con sentido del momento histórico